Cuando era niña esperaba ansiosa la llegada del amanecer.
La noche no me gustaba, no era temor a la oscuridad, eran otros mis fantasmas.
A veces me "acompañaba" el asma, el ruido de mi propio ahogo era la antítesis de una canción de cuna, silbidos rítmicos se me imponían, brotando de mi , extraños, atemorizantes, luego ya más familiares aunque no por eso menos siniestros. Después de todo, ellos me hacían saber que aún estaba viva, aún respiraba, pero yo no sabía por cuanto tiempo más lo haría.
Siendo un poco más grande ,cuado ya me habían explicado el mecanismo del asma, trataba de controlar ese ritmo, intentando que el aire saliera, lo cual era realmente una lucha desigual , mi diafragma se empeñaba en dominarme.
La única manera de seguir respirando era sentada.Así podía estar horas resistiendo, dormitando a veces, en que lograba abstraerme de mis propios ruidos.
Así que al llegar la luz del amanecer, significaba para mi una tregua,un día más de supervivencia, un milagro de la vida. Todo cambiaba.
Lograba salir de mi atmósfera de película de terror y sumergirme en lo cotidiano, el desayuno, la escuela, la maestra.Una liviandad que contrastaba bastante con mi otra realidad, mi cara oculta ,esa que pocos conocían.
Por estos días volví a tener esa sensación ( ya no por el asma), de milagro, de alivio al ver, que después de una larga espera, de los troncos ,en apariencia secos, volvían a emerger alegremente y como si tal cosa los brotes primaverales.
Hay veces que uno cree que nunca va a pasar, pero finalmente pasa, finalmente llega la luz, el sol, la primavera.
Siendo un poco más grande ,cuado ya me habían explicado el mecanismo del asma, trataba de controlar ese ritmo, intentando que el aire saliera, lo cual era realmente una lucha desigual , mi diafragma se empeñaba en dominarme.
La única manera de seguir respirando era sentada.Así podía estar horas resistiendo, dormitando a veces, en que lograba abstraerme de mis propios ruidos.
Así que al llegar la luz del amanecer, significaba para mi una tregua,un día más de supervivencia, un milagro de la vida. Todo cambiaba.
Lograba salir de mi atmósfera de película de terror y sumergirme en lo cotidiano, el desayuno, la escuela, la maestra.Una liviandad que contrastaba bastante con mi otra realidad, mi cara oculta ,esa que pocos conocían.
Por estos días volví a tener esa sensación ( ya no por el asma), de milagro, de alivio al ver, que después de una larga espera, de los troncos ,en apariencia secos, volvían a emerger alegremente y como si tal cosa los brotes primaverales.
Hay veces que uno cree que nunca va a pasar, pero finalmente pasa, finalmente llega la luz, el sol, la primavera.