Bailo tango desde hace muchos años, casi 20, como habrán escuchado es una pasión, tiene algo de adictivo, esa magia del contacto de los cuerpos , un diálogo sin palabras pero con mucha verdad.El cuerpo no miente.
Uno se conoce y reconoce en los brazos del otro, y al mismo tiempo lo descubre.
Muchas veces me pregunto cómo nos está afectando el cambio social, el avance de la mujer en un montón de campos. La tan buscada igualdad de derechos.
Los roles tradicionales del hombre y la mujer se han modificado bastante y creo que es bueno en gran medida.
Pero hay veces que me vuelvo machista. Como cuando voy a la milonga. Me encanta que el hombre me lleve, me cuide, me homenajee.
A partir de aquí transcribí fragmentos de un texto de Tiiu Bolzmann (tal vez sea un poco largo , pero vale la pena).
Dejen sus comentarios, me interesan sus opiniones.
El hombre busca una mujer con la cual quiere bailar y la mujer busca un hombre con quien quiere bailar. Se buscan con los ojos y si ambos están de acuerdo, se encuentran en la pista de baile.
Al hombre le atrae la mujer porque nota que como hombre le falta la mujer. Y la mujer se siente atraída por el hombre porque nota que como mujer le falta el hombre. A ambos les falta aquello que el otro tiene, y cada uno puede dar aquello que el otro necesita. Para que una relación de pareja se logre, el hombre tiene que ser hombre, y seguir siéndolo, y la mujer tiene que ser mujer, y seguir siéndolo.
Si el hombre desarrollo el femenino en sí mismo, ya no necesita la mujer, y sí la mujer desarrolla lo masculino en sí misma, ya no necesita al hombre.
Con la decisión de bailar juntos, el hombre asume el rol masculino - la dirección, es hombre y sigue siendo el que dirige. Con la decisión de bailar juntos la mujer asume el rol femenino - la entrega y sigue siendo mujer, sigue entregada.
El abrazo
El hombre y la mujer se encuentran, el hombre extiende su mano, la mujer coloca la suya en la mano de él. El hombre rodea con el otro brazo el cuerpo de la mujer. La mujer apoya relajadamente su brazo sobre el hombro de él o rodea su cuello. A modo de saludo sintonizan sus movimientos, girando con sus cuerpos en un semicírculo o también realizando un balanceo, pasando el peso del cuerpo de una pierna a otra.
El hombre dirige: él da orientación y sostén y provee seguridad, para que ella se sienta protegida. Así pueda desplegarse pueda realizar los firuletes y disfrutar del baile. Él la dirige en movimientos y... la frena. Él prepara sorpresas, para evitar la rutina.
La mujer se deja guiar, solo reacciona frente a sus impulsos y con eso le proporciona la importancia, que le hace falta para poder dirigir. Ella permanece en la entrega, espera en él y le da sentido a su dirección. En algunos momentos ella sostiene la estabilidad, para que él pueda entregarse por instantes e inventar nuevos juegos.
Hacen falta ensayos - no sale enseguida, porque no está claro, cuánto de cada ingrediente hace falta. Entregarse no significa dejarse caer. Y dirigir no significa imponerse a la fuerza.
Juntos crean un baile, un movimiento en el espacio, que es único para cada pareja. Ambos aportan lo suyo y en eso son iguales.
La relación de pareja se fundamenta en la necesidad mutua y en la renuncia al otro sexo. El hombre tiene que renunciar a adquirir lo femenino como algo propio y a tenerlo como si él mismo pudiera hacerse o ser una mujer. La mujer tiene que renunciar a adquirir lo masculino como algo propio y a tenerlo como si ella misma pudiera hacerse o ser un hombre, y todo esto también en el pleno sentido físico.
En el abrazo se da un intercambio entre dar y tomar. Ambos dan y ambos toman. Y tanto el dar como el tomar son hechos activos. Uno toma activamente el impulso y lo convierte en movimiento y a través de ese movimiento se inicia un nuevo impulso, que a su vez provoca otro movimiento. Así se genera el movimiento en el espacio compartido.
Además es propio del orden entre el hombre y la mujer que el hombre quiera a la mujer por mujer, y la mujer quiera al hombre por hombre. Asimismo es importante que entre ellos dos de realice un intercambio en el que ambos den y tomen en la misma medida. Para llegar a un intercambio, ambos tienen que dar lo que tienen y tomar lo que les falta.
La mujer toma algo del hombre que ella no tiene y lo utiliza en su manera. Esto fortalece su feminidad. El hombre toma algo de la mujer, que el no tiene y lo utiliza en su manera y esto fortalece su masculinidad. Ambos sacan provecho a través del otro.
La mujer sigue al hombre en su círculo de energía, en su movimiento y él permite que se despliegue, porque el hombre tiene la misión de mostrar la belleza de la mujer. Cuando lo masculino puede quedarse claramente con el hombre y lo femenino con la mujer, la belleza se puede desplegar.
En el movimiento se ve: él acompaña a ella con su cuerpo, porque ella lo necesita para encontrar su flexibilidad. Ella reacciona ante esta energía masculina, la asimila y da al hombre algo en devolución, que le proporciona fuerza para dirigir. De esta manera ambos se complementan. El hombre le da a la mujer su masculinidad y la mujer le da al hombre su feminidad. En la confluencia de estas dos energías se unen lo MASCULINO y lo FEMENINO. Se genera un movimiento: Vida y ... Tango.
Texto: fragmento de "El tango" de Tiiu Bolzmann
1.5.07
Somos dos
Publicado por
Mireya
los
1.5.07
Etiquetas: sentimientos, tango 35 comentarios
18.11.06
Danza eterna
Danza sin tiempo.
Esta es la danza eterna, todos estamos en la pista, hace muchos siglos bailando y cruzándonos sin saber (recordar) que ya nos conocemos.
Ella viste una pollera de gasa irregular rosa, con blusita al tono, ojos celestes cristalinos sonrientes , su piel arrugada es un detalle que sólo yo parezco notar.
Todos bailan con ella sin importar su edad, baila bien, su seducción , frescura y belleza van más allá del tiempo , ninfa eterna .
Me pregunto: cómo hacemos las mujeres para parecer siempre adolescentes enamoradas cuando nos sentimos halagadas, bien bailadas y miradas.
El le hace una pirueta, ella responde perfectamente al compás.
Ella tampoco sabe su edad, solo yo, testigo muda, atónita, admiro su hazaña .
Ha logrado venir al tiempo conservar su niñez en la mirada, su adolescencia en las caderas, su juventud en la cintura, su madurez en la sonrisa.
Levanto la vista de esta líneas , un caballero me está mirando,uy! resulta que mi escote rojo finalmente ha sido descubierto? O será que el tipo se pregunta , qué hace esa gringa escribiendo?
Publicado por
Mireya
los
18.11.06
Etiquetas: ficción, sentimientos, tango 4 comentarios
26.10.06
Iniciación
Fijate que cosa, la tipa de pronto se despierta una mañana , decidió que ya pasó demasiado tiempo y se siente ahogada, una emoción extraña la embarga, finalmente parece que tomó la desición.
Ya es hora de empezar a comunicar , a quién ? bueno , eso tal vez no importe demasiado , basta saber que existe, hacerse un lugar, pequeño, confortable y a mano.
Algo íntimo y sin embargo público. ¿Púdico? mmm. cómo saberlo , es demasiada la intesidad que alberga.
Tanto diario íntimo de pequeña, tanta letra al pedo, (uy , será una expresión impropia?) , así que porque no compartirla.
De chica siempre me daba un poco de impresión , casi asco, podría decir observar a una mujer seduciendo , algo que no llegaba a comprender y sin embargo había ahí algo misterioso y atractivo.
Ayer tuve la doble sensación, observando, por un lado mientrás miraba bailar a otras con otros, cómo deplegaban su seducción impunemente , casi toscamente, pero al mismo tiempo real, humana, carnal.
Luego- porque dije doble, claro- yo , misma, presa de una fuerte pasión estética y de la otra, me sabía haciendo lo mismo, mientras bailaba con él, no hice el menor esfuerzo por reprimirme, nuestros cuerpos unidos en la danza ardían, con los ojos cerrados , sólo me propuse disfrutar, no pude evitar fantasear el irme con él, que me secuestrara en ese momento , que se abriera el techo de la milonga , nos arrojaran una liana tipo Tarzán, y él con sus fuertes brazos me alzara y me llevara a lo profunde de su selva...
Pero no. Terminó la tanda ( si de tango estoy hablando), la magia dura unos minutos, yo esperaba alguna invitación, un gesto secreto, y bueno, si , no puedo negarlo, hubo una mirada cómplice casi interrogativa, sutil... y luego se esfumó ,volví a mi mesa, suspirando.
Luego seguí observando, congraciándome con mi género, empatizando con ellas, es que un cuerpo queda chico a la hora de dar alojo a las pasiones que brotan de un cuerpo de mujer. Todo desborda, exede , supera.
Me quedo hasta el final, la pista , ya casi vacía, solo dos parejas bailando, me cambio lo zapatos. Salgo sola, huérfana de abrazos, hambrienta y con sueño. Afuera, el viento fresco me baja un poco a la realidad. Terminó la milonga. Vamos a dormir.
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Mireya
los
26.10.06
Etiquetas: creatividad, ficción, niñez, sentimientos, tango 3 comentarios